En 2002, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) estableció el 12 de junio como el Día Mundial contra el Trabajo Infantil. La fecha tiene como objetivo sensibilizar y comprometer a los estados a desarrollar acciones que aboguen por su prevención y erradicación.
El trabajo infantil es un problema social complejo y multicausal, condicionado por factores económicos, políticos, sociales y culturales, como la distribución inequitativa del ingreso y el desempleo. Se presenta de diversas maneras y en diferentes ámbitos, vulnerando derechos e impidiendo que el acceso a la educación pueda efectivizarse en plenitud.